lunes, 19 de mayo de 2014

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".

Seguro que la frase la has oído muchas veces y como sabes el autor es el científico más importante del siglo XX, Albert Einstein. Parece algo obvio, aunque en el  sector de la construcción no lo es tanto.

Hace años un amigo arquitecto me hizo una reflexión muy interesante que hizo que me planteara la construcción como una especie de laboratorio de ensayos. Recuerdo que estaba lloviendo y le acerqué a su casa en mi coche. En medio de un atasco por Madrid, me dijo: “Santiago, ¿te das cuenta que en miles de años los arquitectos todavía no hemos evitado que entre agua  en las viviendas y sin embargo los ingenieros en apenas 100 años han conseguido que no entre ni una gota en cualquier vehículo?”.
Aquello me hizo ver la falta de imaginación con la que se afronta los problemas del día a día en las obras. Ante un problema, lo normal es acudir a una solución convencional, buscando en ella una garantía que, a menudo sabemos de antemano que no vamos a encontrar.                                      
Como ejemplo, contaré que a finales de 2010 contraté la ejecución de la construcción de una vivienda de unos amigos en un pueblecito de Guadalajara. La parcela se encuentra en las afueras del pueblo y las calles de acceso son muy estrechas. Además de este inconveniente, las tuberías de abastecimiento de agua estaban en muy mal estado y las calles no estaban completamente asfaltadas, con el riesgo real de que reventara al paso de un camión o grúa de gran tonelaje.
Todo esto hacía inviable el uso de un encofrado tradicional para hacer todos los muros de contención de la planta baja. La solución la encontré en el uso de materiales ligeros que normalmente no se destinan para ese fin. Como se pude ver en la foto de la derecha, usamos unas chapas grecadas de 0.6 mm. de espesor y perfiles galvanizados conformados en frío de 1.5 mm. de espesor. La imagen puede resultar inverosímil, pero aguantó el hormigonado con bomba de este muro de 3 metros de altura y 30 cm., de espesor. ¿Temeridad?, a juzgar por el resultado no, porque todo funcionó según lo esperado.
En mis 23 años de profesión como Arquitecto Técnico, he tenido la ocasión de ver la construcción desde muchos ángulos, trabajando la mayor parte como freelance. Pero es la experiencia en estudio de proyectos de obra para las principales empresas del sector, la que me ha dado una visión amplia de las soluciones planteadas por los proyectistas y de cómo algunas de ellas no acaban de resolverse de manera satisfactoria. 
Siempre me ha llamado la atención que no se buscara una solución al problema de aislamientos de puentes térmicos en fachada, y por ese motivo, a finales del 2011 presenté la solicitud de patente de un sistema para aislar los cantos de forjado. 
A partir de ahí, empecé a estudiar el mundo de los cerramientos, sistemas existentes, acabados, estructuras auxiliares, etc. Cuando a uno le mueve la pasión por su profesión y empieza a investigar en un campo tan amplio como es este, no encuentra límites y en seguida te das cuenta  que está todo por hacer. Por el momento, los sistemas que veo en el mercado de fachada ventilada son muy similares y parecen copiarse unos de otros, introduciendo pequeñas mejoras, pero sin dar pasos decisivos en busca de la sencillez, la eficiencia o la economía.   
En mi opinión, en el mundo de la construcción hay grandes avances y mucha innovación, pero se distribuye de manera muy asimétrica. Los arquitectos no dejan de sorprendernos con proyectos absolutamente espectaculares, muchas empresas desarrollan materiales revolucionarios y que desafían la lógica, el campo de los aislamientos no para de sacar al mercado nuevos materiales a cual más eficiente, se hacen autenticas obras de ingeniería en el caso de rehabilitaciones, la prefabricación o industrialización de los procesos cada vez está más presente, pero aún así, creo que nos cuesta mucho cambiar procesos constructivos poco efectivos y que pueden ser perfectamente sustituidos por otros más productivos.
En definitiva, si queremos cambiar este mundo nuestro de la construcción y hacerlo competitivo, tenemos que usar  la creatividad e imaginación, apostando decididamente por la innovación.  
Santiago Hernández
CEO favenli

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